Yo abrí de par en par las puertas de mi alma y dejé que saliera mi secreto peor,
disimulando lo triste y conservando la calma le dije "aunque no creas, estoy buscando amor".
Nos rendimos los dos a fingir como tontos que yo era su marido y que ella era mi mujer
pero al cabo de un tiempo yo no quería ser su esposo, ella quiso volver a ser la dama infiel.
Ahora ella está feliz, volvió con el idiota, yo recorro las calles buscando otra mujer,
y aprendí que mentirse tiene patas muy cortas que siempre la costumbre va a matar al placer,
va a matar al placer.